Categoría: Alimentación

Pescado congelado, pescado seguro

El pescado congelado es una de las mejores opciones que hay en estos momentos en el mercado. Son muchas las ventajas que nos ofrece, siendo la más importante la seguridad para la salud. Muchos pescados vienen hoy en día con un parásito llamado anisakis. Especies como la merluza ya es prácticamente imposible encontrarlas sin que lo tengan en su interior. Se trata de una especie de gusanos que pueden causar graves problemas intestinales. Por eso, la recomendación es que el pescado se congele siempre antes de consumirse.

Pero los congeladores que tenemos en nuestros hogares no siempre son los mejores para poder llevar a cabo este proceso. Por eso, lo más seguro es adquirir las piezas ya congeladas. Los procesos de congelado, sobre todo cuando se hace directamente en el barco, garantizan la total seguridad de las piezas y, además, todo  su sabor y su consistencia si es pescado de buena calidad.

Si en casa es muy importante que el pescado que comemos sea seguro, no lo es menos en un restaurante. En estos lugares no solo quieren que sus clientes tengan lo mejor, también quieren evitar cualquier problema que pueda causarles denuncias. Por eso, cada vez son más los que llaman a un buen distribuidor de pescados congelados para hosteleria y se ahorran posibles disgustos sabiendo que les dan a sus clientes calidad y productos sin problemas.

Pero no es la única ventaja del pescado congelado, también ofrece una seguridad adicional que es la de pagar lo justo por el producto sin que el precio sufra oscilaciones debidas a la demanda que puede existir en determinados momentos. Por ejemplo, todos sabemos que la merluza sube de precio en Navidad, pero esto no afecta al pescado congelado. Así, podemos comer el pescado que más nos guste en cualquier momento del año sin pagar un extra.

Como el producto congelado se va sacando a medida que se necesita, no hay riesgos de que se pueda estropear por tenerse demasiado tiempo en la nevera al no salir la demanda como se esperaba. Dependiendo del clima y también de cómo se trabaje en la cocina, un producto puede llegar a perderse rápidamente si se deja expuesto al calor durante mucho tiempo. O incluso perder cualidades o contaminarse con otros olores o sabores.

Por todas estas ventajas, el pescado congelado es una excelente opción en el hogar y también en los centros de restauración.

Recuerdos de viaje 

Para nosotros no hay nada como viajar así que estos últimos tiempos han sido un poco difíciles. Pero hay que ver el lado positivo de las cosas y estos dos años pasados nos han servido para echar la vista atrás y recordar todas las experiencias que vivimos. Estuve revisando fotos y recuerdos: fue como volver a viajar, aunque fuera solo con la imaginación, a muchos de los sitios en los que estuvimos todos estos años. 

Y revisando un poco los viajes me di cuenta de que uno de los mejores recuerdos que teníamos de ellos eran la gastronomía. Siempre que pienso en los sitios en los que hemos estado los asocio a los restaurantes en los que comimos o los alimentos que probamos. Así que me dije que, mientras calentábamos motores para los siguientes viajes, quizás podríamos recordar nuestros viajes volviendo a probar algunas de las delicatessen de aquellas experiencias viajeras.

Pensando en nuestro viaje en carretera por Francia, uno de los primeros, recordé los festivales gastronómicos que nos montamos y busqué para Comprar queso comte barato. Fue la primera sorpresa que le hice a mi pareja. Envuelto en un envase con una banderita francesa le puse sobre la mesa una porción de queso Comte. Los dos recordamos comiendo un trozo aquellos viajes en los que íbamos improvisando sobre la marcha cuando éramos mucho más jóvenes.

Por aquel tiempo ni siquiera existía el Google Maps y te tenías que guiar con guías de carreteras a la antigua usanza. Hoy parece increíble circular por un sitio desconocido sin usar alguna de estas aplicaciones, pero antaño levantabas la cabeza e intentabas seguir las indicaciones de las señales con el apoyo de los mapas de carreteras. 

Y así es como descubríamos sitios increíbles en los que Comprar queso comte barato sin necesidad de mirar una web de reseñas para ver si el local tenía 4 o 5 estrellas. Y aunque los tiempos cambien con la tecnología lo que no cambia tan rápido es el buen comer, uno de los recuerdos más imborrables que tenemos de nuestros viajes.

COMIDAS PREFERIDAS

Hace ya muchos años fuimos toda mi familia y yo a celebrar el cumpleaños de uno de mis abuelos y ese día reconozco que comí estupendamente ya que nos llevaron a un buen restaurante. Ese día lo recordaré para siempre porque fue la primera vez que iba a probar las gambas en gabardina, ya que nunca las había probado antes. Y he de decir que me encantaron, debí de comerme un par de platillos. Desde ese día siempre que encuentro un sitio en el que las hagan bien paro un par de veces a la semana para darme un pequeño capricho. Por suerte, en el bar al que suelo ir siempre, tienen una buena empresa de distribucion de gambas en gabardina congeladas lo que me beneficia extremadamente porque así puedo comer uno de mis platos favoritos siempre que quiera, además en ese bar me tratan como si fuese otro hijo más, así que por mi parte no tengo más que agradecimientos al trato recibido por su parte.

Pero ahora que hablo de comidas favoritas, mi comida favorita no es que sea de las más conocidas en nuestro país ya que es una comida hecha con los restos de la carne del cocido, me refiero a las patatas rellenas. Aconsejo a todo aquel que no las haya probado, que las prueben lo antes posible, tienen un sabor más que bueno y lo mejor de todo es que no hay que apartar nada ya que todo se come. En mi casa casi todas las comidas favoritas de todos son las que se hacen con los restos de otras comidas, en mi casa se les llaman comidas de aprovechamiento. Por ejemplo, cuando sobran patatas cocidas o un poco de puré de patatas al día siguiente se hacen unas rosquillas de patata que superan con mucho a las rosquillas de anís clásicas de las pastelerías. Y con el pan reseso hacemos una tortilla de pan que está para chuparse los dedos. Estas comidas vienen del pueblo de mi abuelo, de cuando él era joven y la familia no se podía permitir tirar nada que sobrase.

La verdura y la hortaliza congelada

El lugar que ocupan las verduras y las hortalizas en la dieta mediterránea es esencial. La bonanza del clima de los países mediterráneos ha facilitado durante siglos el cultivo de diversas hortalizas y verduras. Y pese a que el consumo de verdura fresca es siempre el deseado, en la actualidad no es posible en diversas circunstancias, especialmente en la hostelería que tiene que contar con mucho alimento almacenado para garantizar el servicio a los clientes. Es así como surge la necesidad de la congelación de las verduras y las hortalizas.

Ahora bien, entre los consumidores siempre surge la duda en relación al consumo de este tipo de alimentos congelados. ¿Es saludable tomar verdura congelada? Y la pregunta la trasladamos a una firma especializada en servir este tipo de alimentos siendo distribuidor de zanahorias congeladas entre otros muchos productos.

El aspecto decisivo que contribuye a asegurar la calidad de las verduras u hortalizas congeladas es la propia calidad del producto fresco. Tan simple como eso. Por eso las empresas del sector se afanan en conseguir los mejores productos frescos para ser congelados. Si el alimento es fresco y presenta intactas todas sus cualidades la diferencia a la hora de consumirlo, una vez descongelado, es mínima. Para ello, por supuesto, también debe darse otro factor: que el proceso de congelación sea adecuado y fiable.

Las empresas especializadas en la distribución de verduras y hortalizas deben asegurar que el producto fresco es de máxima calidad y que el proceso de congelado es el indicado. Si un distribuidor de zanahorias congeladas no está completamente seguro de que el producto recolectado cumple con sus controles de calidad debe evitar su congelación ya que no ofrecería al cliente el mejor servicio. 

Por eso, buena parte de las empresas que se dedican a la congelación, almacenamiento y posterior transporte de verduras congeladas trabajan en estrecha colaboración con las empresas de recolección. Lo ideal es congelar el producto en el mismo momento de la recolección o muy poco tiempo después, siendo la mejor forma de garantizar la calidad, opción que aplican la mayoría de empresas del sector.

Por internet también sabe bien

Yo era de esos que sospechaba de comprarlo todo por internet, de los que se resistía a hincar la rodilla ante la ‘dictadura digital’, pero en estos tiempos que corren no me ha quedado más remedio que empezar a mirar con otros ojos el mundo del comercio electrónico. Porque tras unos meses de probar me he dado cuenta de que las ventajas son superiores a los inconvenientes.

Porque yo también compraba ropa o electrónica por internet, pero si hablamos de alimentación, me resistía. No acababa de convencerme que algo tan delicado como un alimento pudiera llegarme a casa en un paquete. Pero los tiempos cambian y hay que adaptarse. Primero empecé probando con el vino del que soy un fanático, descubriendo que por internet se pueden hacer compras interesantes ahorrando bastante dinero, sobre todo si adquieres varias botellas. Y luego le llegó el turno al queso.

Descubrí varios sitios de internet para comprar queso. Son productos que, generalmente, se mantienen en buen estado durante bastante tiempo así que no desconfiaba tanto como con otros alimentos más perecederos. Y soy un gran fan del queso. ¿Qué puede combinar mejor con una copa de vino que un poco de queso?

Así que buscando queso cantal barato me encontré un sitio en el que comprarlo directamente en la web. Aunque siempre puedo ir a una tienda física, lo cierto es que no es tan fácil como parece encontrar buenas tiendas de queso en el lugar en el que vivo y en los supermercados no suelo encontrar los quesos gourmets que tanto me interesan a mí. Por otro lado, tampoco estamos en una época en la que me apetezca hacer más salidas de la cuenta.

Así que comprar queso cantal barato me parecía una buena opción y si salía bien podría abrirme un mundo de opciones para el futuro. Hice un pedido y todo salió a pedir de boca, nunca mejor dicho. Desde luego que, en ocasiones, hay que ser un poco menos cenizo y confiar en la tecnología. Lo malo de esto es que ahora me enganche. Es tan fácil comprar queso y vino por internet que tengo miedo de llenar la casa de alimentos y bebidas…

La leche sin lactosa ya está presente en toda la hostelería

Las personas con intolerancia al azúcar de la leche o lactosa tenían hasta hace pocos años serios problemas para poder tomar un café con leche fuera de sus casas. En la mayoría de establecimientos de cierta categoría podían encontrar leche de soja, pero raramente leche sin lactosa. Y si hablamos de cafeterías de barrio las opciones de encontrar alternativas para la leche normal eran muy reducidas.

Hoy, la leche sin lactosa se encuentra prácticamente en cualquier lugar en el que se sirven cafés e incluso se utiliza para hacer chocolates y otras preparaciones. En donde sirven batidos, es frecuente encontrar nata sin lactosa y pedir un batido que no tenga lactosa ya no es tarea imposible, aunque sí es algo más complicada que la conseguir un simple café.

Una de las cosas que han contribuido a que las personas intolerantes a la lactosa encuentren alternativas para consumir es la moda de lo vegano. Cada vez más personas se han apuntado a la dieta vegana al cien por cien y esta dieta no permite la leche ni sus derivados. La hostelería ha visto lo importante que es darle a este sector alternativas y han comenzado a añadir bebidas vegetales a sus listas de productos básicos.

Elaboran batidos veganos, tienen helados veganos en verano elaborados con soja o con avena y también proporcionan a sus clientes todo tipo de alternativas para postres. Para la mayoría de los intolerantes a la lactosa, consumir un postre en un restaurante era algo prácticamente imposible ya que la gran mayoría de postres contienen leche, nata o derivados.

Pero los postres veganos no cuentan con los lácteos por lo que ofrecen alternativas que cualquier intolerante puede tomar sin miedo alguno. Esto les abre toda una serie de posibilidades. Lo mismo que cuando acuden a los supermercados a hacer la compra. La sección de productos veganos es una barra libre para ellos en la que saben que pueden coger cualquier producto sin tener que comprobar la lista de ingredientes buscando lactosa oculta como conservante.

Evidentemente, la vida social es ahora mucho más sencilla para un intolerante a la lactosa, como lo es el hacer la compra. Cada vez más personas son diagnosticadas de intolerancia a los lácteos, lo que también hace que sean un nicho de mercado más amplio y los precios de este tipo de productos comiencen, poco a poco, a acercarse al de los lácteos normales.

Preparar vieiras congeladas con todo su sabor

Las vieiras congeladas se pueden comprar de diferentes formas. Si se van a servir las vieiras como plato lo mejor es comprarlas en la concha, ya que esta será la presentación perfecta para el producto. Pero también se puede adquirir la carne limpia, la cual se usará para otras recetas y preparaciones.

Las vieiras congeladas son un manjar delicioso del que es posible disfrutar todo el año a un precio equilibrado. Un buen distribuidor de vieiras y zamburiñas congeladas para hosteleria puede proporcionar estos productos siendo de una gran calidad y con un sabor que no tendrá mucho que envidiar al del marisco fresco.

Para preparar las vieiras en la concha al estilo más tradicional de Galicia hay que dejar que el producto se descongele en la nevera, en un espacio específico para esto con rejilla que permita que el líquido caiga en la parte posterior. Cuando estén descongeladas, hay que limpiarlas en caso de que no vengan ya limpias. A continuación, se secan bien con un poco de papel de cocina.

En una sartén se prepara un sofrito con un poco de aceite y jamón picado. Cuando el jamón se selle se añade cebolla picada muy fina y se deja dorar a fuego lento. Cuando esté prácticamente listo, añade un poco de perejil y vino blanco de calidad. No uses vino de cocinar porque la receta no estará tan sabrosa.

Deja que se vaya evaporando un poco el alcohol y añade la carne de la vieira. Puedes dejar que se haga durante unos minutos, pero sin que se pase o se quedará dura. Por último, hay que preparar las conchas. Bien limpias se rellenan con la carne de la vieira y sofrito. Se añade por encima una capa de pan rallado.

Cuando todas las conchas estén listas se meten al horno hasta que el pan rallado se tueste y se presentan así, en la concha para que puedan degustarse. Algunas personas añaden tomate al sofrito, esto les da un gusto muy especial, pero hay quién considera que apaga el gusto del marisco, por lo que es opcional. Con tomate o sin tomate, estas vieiras estarán de rechupete y serán uno de los platos más solicitados en cualquier restaurante.

Además, se trata de una receta sencilla que jamás falla, sobre todo si eliges ingredientes de calidad, como el buen vino ya mencionado, cebollas dulces y un jamón sabroso.

Desquiciados por un virus 

Desde hace meses solo se habla de un tema y todos los órdenes de la vida giran alrededor de lo mismo. Pocos recuerdan que hayan vivido algo parecido. A alguien se le ocurrió comparar esto con una guerra o una posguerra. Y aunque es a todas luces una comparación truculenta, ya que una guerra es ‘palabras mayores,’ sí que comparte algunas connotaciones, sobre todo el hecho de que es algo que afecta a todo el mundo: nadie se libra. No es como una crisis económica que afecta a muchos, pero siempre se libran los mismos.

Con todo, casi no leo nada que reflexione sobre las consecuencias psicológicas y físicas de pasar tanto tiempo obsesionados con virus, con una enfermedad y con los contagios. Cuando esto acabe, ¿todo volverá a ser igual? Después de meses diciéndonos que nos tapemos la boca, que no nos acerquemos a nadie, que no vayamos a ninguna parte si no es imprescindible, ¿volveremos a vivir como antes? 

En mi casa, el asunto ya nos ha afectado a todos un poco. Por un lado, está la alimentación. Mi mujer siempre ha sido súper estricta, de las que se fija donde estan las proteinas del huevo, que revisa todos los componentes de lo que come para mantener la línea, pero con el tema del confinamiento, trabajar en casa, nada de gimnasio y tantas restricciones de movimiento y demás le ha dado por comer. Y a mí por no dormir. 

Sabíamos que esto iba para largo, pero tal vez para no tan largo, porque ya nadie sabe cuándo vamos a salir de esta a pesar de todos esos cientos de vacunas prometedoras. Quizás tendremos que esperar otro año. ¿Seremos capaces de adaptarnos a vivir así, sin contacto, con la cara tapada y desquiciados por normas que cambian cada día? 

Mi mujer y yo hemos decidido que este virus no nos puede tumbar. No se trata de pillarlo o no, sino de que no nos hunda psicológicamente ni físicamente. Así que tras el verano nos hemos marcado la necesidad de volver a ser nosotros mismos: que ella vuelva a mirar donde están las proteínas del huevo y controlar la comida (la suya y la nuestra) y yo intentar volver a dormir sin despertarme diez cada noche. Otra cosa será conseguirlo.

HAY QUE TENER EL FRIGORÍFICO LIMPIO

Hacer la limpieza del frigorífico no es algo que a ninguno le guste mucho o por lo menos eso pienso yo, menos mal que en mi casa es mi madre la que se ocupa de hacer eso cuando llega el momento. Es más no hace mucho tiempo que me la encontré haciendo la limpieza de nuestro frigorífico y he de decir que sacaba cosas de él que yo ni siquiera sabía que estaban allí, como un bote de nata liquida para postres que ya no se podía utilizar y ya tenía que haber sido tirada ya hacía bastante tiempo. Cuando se tiene el frigorífico demasiado lleno esta clase de cosas pasan demasiado a menudo, y se encuentran muchas cosas que ya no se pueden consumir y que no teníamos ni idea de que estaban allí. Eso pasa sobre todo en los cajones de las verduras que hay en la parte inferior del frigorífico que suelen ser los espacios que se suelen usar con menor frecuencia y de la que nos olvidamos de limpiar después de usarlos porque no está tan a la vista como el resto del frigorífico. 

 

Como en casa de uno de mis amigos que ya no es que se le olvide limpiar el frigorífico sino que parece que le gusta que tenga un olor característico, porque es especialista en guardar botellas vacías y recipientes que no es que estén muy limpios. Menos mal que me tiene a mi para que le meta presión para que lo limpie y a fuerza de meterle presión he conseguido que llegue a limpiar gran parte del frigorífico, pero en lo de guardar las botellas vacías no he tenido éxito. Pero por lo menos algo he conseguido y espero que con el tiempo mi amigo llegue a entender que tener el frigorífico limpio es beneficioso para él y para todos los que comamos cosas que hay guardadas en su frigorífico.

 

Todos deberíamos de tener nuestros frigoríficos limpios ya que es donde guardamos las cosas que nos vamos a comer y es mejor prevenir que lamentarnos porque hayamos comido algo en mal estado que ya no debería de estar dentro del frigorífico.

A la compra 

¿No os has pasado alguna vez que vais al súper a por algo concreto, luego vas metiendo cosas en la cesta y al final no traes lo único que realmente necesitabas? A nosotros nos pasa demasiado últimamente. Y es que cada vez tenemos que traer más cosas. La lista es tan larga que siempre se olvida algo, es inevitable. Si no son los yogures sin lactosa de mi mujer son las toallitas del niño.

A mí, en realidad, me gusta ir al supermercado. Nos siempre fue así, pero ahora lo disfruto: es como un momento de relax entre tanto ajetreo. Eso sí, selecciono muy bien el día y la hora a la que voy a comprar. Lo tengo todo perfectamente estudiado. Los lunes, los viernes y los sábados por la mañana son los peores momentos para comprar. Aquí, al menos en este barrio, la gente se va mucho de fin de semana (no sé muy bien a dónde, pero se van), y suelen aprovechar el viernes o el sábado por la mañana, antes de irse, para la compra semanal.

Los que no han comprado durante el fin de semana tienen que comprar el lunes. Y ahí la gente va como loca, con carros hasta arriba porque tienen la nevera semivacía. ¿Y entonces cuál es el mejor momento para comprar (si entendemos buen momento para comprar cuando menos gente hay)? Los jueves es el mejor día. Está en mitad de todo. Los que necesitan la compra al inicio de la semana ya han comprado y los otros prefieren esperar al fin de semana, así que los jueves es el mejor día.

Y cuanta menos gente en el súper más difícil es olvidarse de las cosas, ya sea de yogures sin lactosa o de las famosas toallitas. Que lo ideal es hacer una lista y yo siempre la trato de hacer, pero con todo siempre hay algo que se traspapela.

Pero bueno, yo lo disfruto: me relaja, miro los productos con detenimiento, que siempre salen cosas nuevas y trato de no estresarme como antes que iba como un rayo por los pasillos, y así era más fácil olvidarse de las cosas.