Tantos viajes en barco, tanta vida cerca del mar tenía que tener alguna influencia en mi vida. Nací al borde del mar y crecí con un pie en el agua y otro en tierra. Familia de pescadores y hermanos surfistas y yo acompañando siempre a unos y a otros. Hasta que un día la vida me llevó muy lejos del mar y me sentí rara. No diría que mal, pero sentí como si me faltara algo. Y entonces se me ocurrió empezar a escribir sobre el mar, como recuerdo, como terapia.
Mis recuerdos sobre el mar me llevan al norte, a Galicia, esperando el horario barco cangas vigo, lista para tomar otra vez el ferry: la brisa, la humedad, el salitre. Todo eso no se siente en el interior, cuando estás a casi 600 kilómetros de casa. Pero no siempre eché de menos el mar y la lluvia. Cuando vives durante más de 20 años en el mismo lugar también deseas conocer mundo. Y cuando ese otro mundo es tan grande como Madrid, tampoco parece mal plan.
Pero a los pocos meses la situación empieza a ser diferente. Nunca me gustó mucho la carretera, nunca me gustó mucho conducir ni subirme a un autobús. Y el tren hasta Vigo es un poco caro y largo. Y el avión más caro todavía. Así que tenía ganas de volver a mi gente y respirar el mar, pero mi plan de ir cada dos fines de semana a Galicia, fue pasando a una vez al mes. Y luego a una vez cada dos meses.
Y entones empecé a escribir para no olvidarme de mis raíces. Porque no sabía cuánto tiempo podía pasar hasta que volviera a vivir en Galicia, hasta que volviera a tomar el ferry y mirar el horario barco cangas Vigo. Quizás eso no volviera a suceder y mi vida futura transcurriese a cientos de kilómetros de la playa más cercana. De todo eso iban mis poemas, que fueron brotando solos sin apenas forzar. Cuando me di cuenta ya tenía casi 100 poemas diferentes, todos ellos inspirados más o menos por la ausencia y el mar. Algún día espero compartirlos.