Parece que fue ayer cuando compramos nuestra primera caravana y empezamos a recorrer el mundo con ella. Pero ya han pasado unos añitos. Al principio, cuando éramos muy jóvenes, empezamos a viajar en camper. Sabíamos que el estilo de viaje tradicional de ir de hotel y visitar los sitios más turísticos no iba con nosotros. Queríamos estar en contacto más directo con la naturaleza… y gastar menos dinero. Así que la camper fue la solución ideal durante unos años.
Pero el tiempo pasa y eso de hacer la cama todos los días termina cansando. Y fue así como empezamos a pensar en comprar una caravana de forma que nos pudiésemos desplazar sin ir con la casa a cuestas: empezamos a rutear por los campings y nos gustó la experiencia. Pero, ahora que lo vemos con perspectiva, es cierto que debíamos haber pensado mejor el tipo de caravana que comprábamos.
Como veníamos de una camper nos dejamos seducir por una caravana con bastante espacio, pero no leímos la ‘letra pequeña’. Que tirar por una caravana más grande si te gusta moverte mucho también puede ser agotador. Y al final tiendes a moverte menos porque la caravana grande no es tan ‘rutera’. Y entonces fue cuando la vendimos y apostamos por una caravana rutera 2 plazas. Por fin, teníamos lo que queríamos adaptado a nuestras necesidades. Ni tan ‘juvenil’ como una camper, ni tan ‘adulto’ como una caravana grande.
¿Y por qué una caravana rutera es la mejor opción si quieres moverte mucho? Creemos que este tipo de caravanas tiene los mejor de los dos mundos. Es fácil de viajar con ella lo que te permite hacer rutas exigentes, casi como si fueras con una camper. Pero no es tan incómodo y exigente como una camper, permitiéndote separar la ‘casa’ del transporte. Y de esa forma puedes dejar la caravana rutera 2 plazas en el camping e irte a un viaje corto con el coche. Para nosotros es la solución ideal y, de momento, vamos a seguir con ella unos años más. Veremos después si volvemos a las caravanas grandes… o a los hoteles.