Muchas personas no saben la diferencia entre diamante y brillante y creen que el brillante es un diamante de menos valor o cualquier piedra que brilla y se asemeja. Pero no les así. Cuando un diamante se extrae de la tierra, hay que tratarlo para que pueda llegar a lucir en una joya. Y una de las maneras es convertirlo en brillantes para un precioso anillo brillantes. El diamante sería pues, la piedra preciosa y el brillante el tipo de talla que se le da antes de engarzarlo en una joya.
El diamante en bruto puede tallarse de otras formas: talla princesa, oval, pera, radiant, marquesa, corazón, triangular etc. El tipo de talla elegido va a depender de la calidad de la piedra y del efecto que se quiera conseguir. Los brillantes son la talla más conocida y popular de los diamantes porque son los que le confieren un mayor brillo y, por tanto, llama más la atención.
Hoy, vemos los diamantes de una manera diferente. Somos conscientes que en algunos lugares, para extraerlos, se ha llegado a situaciones intolerables. Son los llamados diamantes de sangre que tanto se han denunciado. Cuando la situación se hizo pública, mucha gente dejó de comprar este tipo de piedras e incluso lucirlas podía estar mal visto en algunos sectores. Pero hoy, las joyerías se han involucrado en la lucha contra este tipo de diamantes y cuando venden sus piezas aportan certificados de que no se trata de diamantes de zonas de conflicto y que cumplen con todas las normas.
Esto ha hecho que lucir diamantes vuelva a ser algo normal y que la gente haya podido regresar a la que es la joya favorita de muchísimas mujeres y también de algunos hombres que la lucen en sus joyas. Por tanto, podemos decir que los diamantes, con sus certificados, vuelven a estar más de moda que nunca y continúan siendo el sueño de muchas personas.
El precio de los diamantes es alto no solo por el valor de la piedra en sí misma, sino también por el valor de la pieza. Algo de tanta calidad no puede ser engarzado en cualquier metal, normalmente solo lo va a ser en oro o platino. Y el diseño de las piezas también es cuidado, por lo que aumenta su valor. Todo suma en un anillo o en unos pendientes de diamantes que, además, tienden a revalorizarse con el paso del tiempo.