ODISEA DE UNA VUELTA

No hace muchas semanas que hice un viaje a visitar a unos amigos que se han tenido que mudar a Vitoria, y os puedo decir que el viaje de ida me llamó mucho la atención, ya que nunca había visto los campos de castilla tan verdes. Por norma general casi siempre suelen estar bastante amarillos, no sé si por la época por la que siempre solía ir por allí o por lo que cultivan en esos campos. Pero vi muy pocos animales y no tiene sentido, porque no vi mejores pastos para las vacas en bastante tiempo.

 

La estancia allí estuvo muy bien, salvo que nos llovió un par de días y no pudimos salir por ahí a que me enseñase un poco la ciudad, pero por fortuna pudieron llevarme a ver bastante de la ciudad. Puedo decir que más o menos llegué a conocer bastante de la ciudad. Pero lo que más me gustó de mi estancia allí, aparte de poder ir a la piscina de forma gratuita, fue ir a ver el estreno de la última película de los vengadores. A los tres nos gustó mucho la película, ya que somos seguidores de esas sagas de películas y ese era el final de la historia.

 

Pero lo que menos me gustó de todo el viaje fue la vuelta a casa en tren, diez horas sentado en la misma posición no es que sea del agrado de todos, es más no se lo desearía ni a mi más encarnizado enemigo. El viaje se me hizo eterno, hasta me hicieron hacer un trasbordo. Nunca me había pasado en un viaje en tren y he de decir que me sorprendió bastante. Y una vez hecho el trasbordo, el tren se dedicó a hacer la ruta turística. En lugar de ir por el camino rápido, hizo todas las curvas que había en el recorrido, ya me estaba empezando a enfadar cuando ya me dí cuenta de que ya no faltaba mucho. Lo mejor de todo es que por lo menos el tren no llegó tarde y no nos tuvieron más tiempo del debido dentro de él.