Hábitos de vida saludable

A mi edad, cuando alguien me habla de hábitos de vida saludable no puedo evitar una sonrisa porque llevo escuchando la misma cantinela durante décadas. Ahora que rondo los 75 años, todavía me queda mucho por aprender, pero sé un poco sobre la vida y sobre los hábitos. Cada vez que un médico que acaba de salir de la facultad me dice que modere esto o modere lo otro, lo respeto, pero yo sé que a él también le gustaría moderar el consumo de esto o lo otro. Y no puede, o no quiere.

En mi comunidad autónoma se están tomando muy en serio el diagnóstico de determinadas enfermedades graves para lo que han habilitado, por ejemplo, ensayos cancer de colon. Con mi edad, entro de lleno dentro del grupo de riesgo principal y no he tenido problema de someterme a algunos análisis que, por suerte, han salido negativos.

Por supuesto, siento respeto ante una enfermedad como el cáncer. Varios familiares y amigos lo han padecido y algunos de ellos, desgraciadamente, han fallecido. Pero la enfermedad también forma parte de la vida, por decirlo así, sobre todo cuando llegas a determinada edad. Al contrario que muchos de mis amigos de mi generación a los que veo temblar cuando oyen hablar de cáncer yo no siento ese temor reverencial.

Muchos de ellos han cambiado totalmente sus hábitos, de la noche a la mañana, porque han sentido a la de la guadaña rondar su puerta. Y les admiro. Pero con mis 75 años, a mí no me resulta tan sencillo cambiar determinadas cosas que llevo haciendo casi toda mi vida. Tras lo de los ensayos cancer de colon mi querido médico veinteañero me ha dicho que debo moderar el consumo de grasas y demás. Estoy en ello, le digo. Ya dejé de fumar hace quince años y me costó Dios y ayuda. No me pidas que lo deje todo porque no me moriré de cáncer, sino de pena.

Él se ríe pero insiste e insiste. Y hace bien, es su trabajo. Pero con 75 años que tengo (creo que ya lo he dicho) mi trabajo es vivir lo mejor posible el tiempo que me quede.