Ofertas de teléfono ¿en qué fijarnos?

Mucha gente en lo primero que se fija ante una oferta de teléfono es en el nombre de la compañía. No le interesan compañías que no sean las de siempre, aunque parecen olvidar con facilidad que en el mundo de las telecomunicaciones las cosas avanzan muy rápido y las compañías de siempre no tienen, en muchos casos, más de una década a sus espaldas.
Deberíamos de fijarnos sobre todo en los precios que se ofrecen, en la calidad del servicio según las personas que ya disponen de líneas con esa compañía y que tenga paquetes que se adapten a las necesidades de tu hogar.
Por ejemplo, si solo necesitas tener internet y un teléfono fijo no tienes por qué pagar por una televisión que no vas a ver. Y si no llamas prácticamente nunca por tu teléfono móvil no vas a contratar una tarifa plana que te haga gastar más que lo que realmente va a consumir en tus llamadas.
Las ofertas Masmovil son un claro ejemplo de cómo compañías que no son las consideradas hasta este momento como las de primera línea pueden ahora competir en igualdad de condiciones con las grandes y clásicas.
Y no solo en igualdad de condiciones, muchas veces sus ofertas son mejores y mucho más claras y transparentes que las que hacen las llamadas compañías grandes del sector, que suelen ocultar siempre que pueden información que saben que no les interesa que el cliente conozca antes de haber firmado el papel que los vincula con ellos durante una buena cantidad de meses gracias a las conocidas permanencias. En muchos casos, estas permanencias llevan asociadas abusivas penalizaciones que van más allá de las ventajas proporcionadas al cliente.
Un ejemplo lo tenemos en compañías que ofrecen instalación gratis, cuando realmente no hay nada que instalar y a cambio obligan a estar un año de permanencia amenazando con pagar una cantidad de dinero exagerada si se trata de cambiar de compañía.
También hay que fijarse en los terminales que ofrecen, sus precios, las facilidades de pago y las obligaciones de permanencia si se compra un terminal con el precios subvencionado. A veces, lo barato puede acabar resultando caro o nos fijamos tan solo en el pago de cada mes sin darnos cuenta de que además de esa cuota estamos pagando un precio superior por el servicio del que pagaríamos en otra compañía y que tendremos que seguir pagándolo durante todo el tiempo que hayamos aplazado el pago del teléfono.